Por Alexandra Vega Rivera
Dan ganas de romper todo, o por lo menos algo. Pero la misma desesperanza no otorga fuerzas ni siquiera para emprender esa empresa. Quizás la salida sea tratar de dormir, porque capaz, y en la oscuridad profunda de los sueños, una se desconecta de esta sensación que le hace ver los días de otro color. Pero no, la salida no es dormir. Primero, porque no se consigue conciliar el sueño, segundo, porque nada, absolutamente nada puede alejar de nuestras mentes y corazones la búsqueda desesperada de una solución. Terminó el partido y sonó el teléfono. A la distancia mi madre preocupada por la situación me preguntaba una vez más: “¿qué es lo que pasa?”, y esta vez la respuesta fue: “no lo sé mamá, esta vez no lo sé“. Y la verdad es que ya no alcanzan las palabras, las explicaciones ni la fina retórica para darle forma y sentido al desastre en el que han convertido a nuestro San Lorenzo querido. Todos los versos y versiones quedan chicos a la hora de entender esta situación. Tengo bronca, mucha bronca, pero la tristeza es mayor, y lo peor de éste cóctel maldito de sensaciones es la i m p o t e n c i a. Una vez más ella y yo viéndonos las caras. Prefiero estar condenada a morir de olor a pata a tener que soportar esta sensación de desespero un día más. La ansiedad ataca. Prendo un cigarrillo, otro viejo amigo que, estando ya en el olvido, ha vuelto a mediar entre mi rabia y mi calma en estas épocas de tanta desolación.
No quiero, no acepto, no admito un minuto más ver nuestros colores y nuestra historia vapuleada y desdibujada. Si, la gente. Siempre todas y todos al unísono de este amor empujando y sacando adelante al Club. Pero hay algo que es cierto y es que hay circunstancias que nos exceden. Todos hacemos siempre algo, lo que sea, siempre sumando, nunca restando. Pero más allá de nuestra contundente presencia, fuerza, amor y convicción, ahora, justo ahora ¿qué podemos hacer?. En este mismo instante somos millones de personas que estamos pensando y viviendo esta incómoda sensación. Pero desafortunadamente no somos ahora quienes están al mando de decisiones y tampoco somos quienes estamos frente al arco contrario. Es una rabia que hace eco en la impotencia, ergo, en la preocupación.
¿Qué más se necesita para reaccionar, entender, despertar? Yo no me resigno a aceptar que pueda haber tanta mezquindad para hacer la vista gorda, calzarse los anteojos de sol y seguir los días como si acá todo funcionara y marchara a la perfección. Hay algo que está claro y es que nunca vamos a claudicar, millones de mujeres y hombres que, cuando nos despertamos, la primera imagen que se nos viene al alma es la de nuestro amor. Bueno, ahora habrá que redoblar mucho más la apuesta y empezar a pensar, a ver si muchos se animan a reaccionar. Que la reinante falta de ideas en el partido de hoy en Mendoza no nos ataque como una pandemia a todas y todos los que amamos con nuestra alma a este Club. Habrá que hacer un exhaustivo análisis hacia dentro, tener en claro qué es lo que queremos y cómo tenemos que hacer para conseguirlo. Mirar para atrás nunca es retroceder, es animarse a aprender. Los que se rindieron que se vayan, los que no sienten que se vayan, los que piensan que acá no ha pasado nada que se vayan; que se limpie y se depure. Volver al origen no es retroceder, todo lo contrario. Lo que no sirve, que no estorbe.
todos hacemos catarsis , gracias Alex por reflejar el estado de ánimo de la gran mayoría !!!
ResponderEliminarp.d. finalmente el problema para lo comentarios es con internet explorer